viernes, 15 de febrero de 2008

A Union of the West?

Estoy atento a los nuevos vientos de Libertad y Justicia mundial que impulsan tres nuevos europeos muy inteligentes, Ángela Merkel, Nicolás Sarkozy y Charles Brown.
Identifico a estos, sin desmerecer a otros grandes políticos de España o de Italia. Los tres por separado son singularmente creativos, y ahora que están actuando juntos en la comunidad o federación europea están en condiciones de edificar una poderosa alianza que renovará sin duda el panorama europeo e influirá en el mundial.
También sigo cuidadosamente el proceso electoral norteamericano.
Los norteamericanos, y muchos de ellos, sin saberlo, van a elegir una persona que nos guste o nos disguste será no solo el presidente de los EE UU, sino que por su gravitación será virtualmente una de las cabezas de dirección política prioritaria de todo el mundo occidental y democrático.
Entre los demócratas creo que Obama, aunque bisoño tiene un porvenir estupendo. Si alguien tiene carisma, es este joven talentoso que no ha alcanzado todavía los 45 años.
Entre los republicanos me parece muy atractivo MacCaine, héroe y valiente prisionero de guerra del Viet Cong, con un discurso que ronda entre el nuevo y el viejo liberalismo norteamericano.
Ninguno de los tres es perfecto pero expresan una renovación arrolladora en aquel antiguo esquema del S. XX, al que pareciera que todavía se aferran la mayoría directiva de ambos partidos.
Reflexiono que por diversas causas, en particular por la poderosa ayuda del aparato partidario y la experiencia al lado de un formidable líder como es Bill Clinton, podrá triunfar Hillary.

Si se pudiera conseguir un nuevo pacto democrático entre estos lúcidos políticos europeos, y los norteamericanos más capaces, conseguiríamos hacer renacer de sus cenizas un nuevo Pacto del Atlántico.
Sería una nueva y superpoderosa alianza, superior por cierto, a la que salvó una vez con "sangre, sudor y lágrimas " contra el nazismo y otra vez contra el comunismo a Europa, del avance del totalitarismo.
Ellos y sus equipos, podrían establecer una fortaleza de ideas y de acciones económicas capaces de ampliar el horizonte democrático y equilibrar el avance de esos dos colosos al que refiere John Vinocur y Troy Davis como son China y Rusia, superpotencias que solo viven mirando con egoísmo sus propios ombligos y les interesa muy poco la democracia global, y los principios universales e inalienables de la Libertad y de la Justicia. Principios a los que apelan con oportunismo en asambleas y foros internacionales cuando necesitan ayuda.
Rusia y China son proveedores de armamento a cuanto gobierno despótico existe, entre otros a Irán, Venezuela, o las democracias fallidas de África.
Esa Alianza nos garantizaría una fuerza inteligente, moderna y poderosa para enfrentar la cruel guerra cotidiana que el fundamentalismo y fanatismo islámico nos agrede ahora en todo el planeta, incluyendo sin duda en nuestra Sudamérica.

Sigo insistiendo como hace ya casi 2 años que el desafío democrático de la hora nacional e internacional, es establecer una alianza política con programas y actividades, entre las tres grandes internacionales: La Internacional Socialdemócrata, la Internacional Social Cristiana y la Internacional Liberal.
Esto no significa abandonar nuestra Declaración de Principios de Democracia Global, ni ninguna de nuestras actividades actuales, sino todo lo contrario, reforzarla con estructuras, organismos e Institutos apoyados en partidos democráticos con experiencia, y finanzas propias y en algunos casos muy relevantes.
Las tres internacionales podrían sumar sus energías a las de los organismos mundiales, incluyendo por supuesto al World Federalist Movement (WFM).

Acepto que no es nada fácil crear un nuevo cuerpo político de dimensión global, capaz de planear y lograr a nivel mundial un desarrollo económico, técnico y científico, educativo y cultural. Es decir lograr incluir e incluirnos en la dirección de la nueva sociedad democrática del conocimiento y de la educación destinada a toda la población del mundo.

Desecho y rechazo las utopías y apoyo racional los pies bien afirmados en la tierra cuando propongo y voto por la propuesta que dejo escrita. Vivimos en este nuevo mundo del SXXI, que nos desafía todos los días con su complejidad maravillosa y terrible y en simultáneo revela los logros y contrariedades de lo límites actuales que el espíritu y la especie humana ha logrado alcanzar.