martes, 5 de febrero de 2008

"Mi Lucha" por Adolfo Hitler

Estimada Eleonora Bruzual:

Posiblemente usted no sepa que yo fui durante casi 30 años, el director de la distribuidora de libros más grande de América del Sur, se llamaba Distribuidora Tres Américas. Teníamos clientes en todos los países, y en las ciudades más importantes de los mismos, que abarcaban todo el continente desde Canadá, hasta Tierra del Fuego, en la Argentina.

También fui presidente y/o vicepresidente de las organizaciones gremiales, empresarias y federadas de América Latina y vicepresidente de la Unión Internacional de Editores de Ginebra.

He debatido durante años con amigos democráticos tanto judíos como no judíos para tratar de encontrar el mas eficiente método (tanto en el plano legal como en el dominio de sus falencias) , para combatir con idoneidad las injurias y canalladas de Mi Lucha, ese libro deleznable de Adolfo Hitler, así como las iniquidades y vilezas de aquel otro Los Protocolos de los Sabios de Sion que se difundiera en Europa a fines del Siglo XIX y llegara a América a partir de 1930.
Mi lucha fue editada en Buenos Aires, por Editorial Tor a partir de 1940, y en México por varias firmas editoras a partir de 1950. Está traducida a los idiomas mas conocidos y se vende a millares, con o sin prohibición

Me permito señalarle que he llegado a la dramática conclusión que la mejor manera de combatir esas infamias es difundiendo a los cuatro vientos, y por todos los medios posibles las calumnias y la inmoralidad que contienen los escritos de dichos libros.
Si conseguimos prohibirlos por ley, la piratería se encargará de colocarlos de cualquier manera, como ha ocurrido infinidad de veces durante toda mi vida profesional.
Recuerde al respecto lo que pasaba con la Ley Seca en los EEUU , y lo que ocurre ahora en todo el mundo con el narcotráfico.

Comenzar a debatir si prohibirlos en su circulación es o no es un ataque a la libertad de expresión, ocasiona un desgaste teórico y conceptual con amigos tolerantes y democráticos que es agotador, y en definitiva, esos libros colmados de vilezas morales y políticas se seguirán distribuyendo, tanto por los canales corrientes como por los tramposos.
La prohibición tiene un imán, un conocido atractivo que impulsa a las mentes ignorantes a buscar lo vedado, lo censurado.

Por tal motivo, admirada amiga me permito sugerirle, que elaboremos un plan de contraataque para defendernos de la mejor manera de todo racismo y de toda xenofobia. Estoy a su lado y la apoyaré con toda mi experiencia.

Desde Buenos Aires, su amigo, Isay