miércoles, 15 de septiembre de 2010

Raurich, de neuvo entre los amigos.

Querido Ernesto,

gracias por tu respuesta.

Este librito me costó más de cinco años de trabajo, primero hubo que desgrabar y luego buscar antecedentes fehacientes que no disponía.

Si comenzás por el prólogo no te resultará difícil. Sos suficientemente lúcido y culto para hacerlo.

El libro lo armé con varias trampas lícitas: en primer lugar, todos aquellos que han desconocido a Raurich a pesar de su influencia, lo omiten cuando se trata de mencionar la historia del pensamiento político en nuestro medio excepto un pequeño grupito del que sobresale Sebreli que también fue su discípulo. Raurich se anticipó a su tiempo en estética, en política y en literatura y por tal motivo menciono en una obra eminentemente filosófica la revista Índice que el promovió y dirigió, estoy hablando de los años '50, o de Borges que el elogia sin tapujos cuando nadie compraba sus libros que para la editorial Emecé resultaban un clavo o durante su estadía en España en los '30 cuando queda asombrado al descubrir en una revista pueblerina a Miguel Hernández. Lo mismo ocurrió con su defensa del arte frente a la tesis de la Academia de Moscú durante los '30 y '40 y particularmente haber enfrentado a los bolches y camaradas de ruta sosteniendo sucesivamente personalidades como las de Víctor Serge o Koestler, Orwell, Maurin, Zilone y tantos otros rebeldes del campo de la Democracia Social y Antitotalitaria.

Respecto de nuestro común amigo Guillermo Livio Kuhl otro entrañable compañero Percy Lemos del que eran amigos por haber compartido el Colegio y las medallas del Nacional Rivadavia lo invitó a afiliarse a la Juventud Socialista de la Novena de la que yo era secretario. Esto es 1948. Al poco tiempo, fuimos compañeros en el Movimiento Reforma Universitaria, yo era secretario del Centro de Derecho y Guillermo llegó a presidente del de Ingeniería. Cuando se recibió su papá que había fundado Papelera Jujuy lo envió a esa provincia. No nos vimos más hasta que Percy Lemos falleció en 1978. Tuvimos para recordarlo una breve reunión de la que recuerdo que me dijo muy emocionado que nunca se había separado de un ejemplar de la Biblia que Percy le había obsequiado. Cuando los avatares de la vida lo llevó a ser ministro del dictador Viola, me provocó una pena y una angustia enorme saberlo y nunca más supe de él. Ahora me entero por vos que ha fallecido.

Con un abrazo muy fuerte. Isay.