martes, 11 de diciembre de 2007

El Gran Dictador

Querido amigo, abajo encontrarás el emocionante y temible discurso final de El Gran Dictador que dieron anoche en la TV.

Hitler estaba en el poder cuando se estrenó en 1940, y la tragedia que sus ideas criminales desataron, no tenían para nosotros parangón en la historia europea.

Para todo el amplio mundo del pensamiento y la polémica libre y democrática, el advenimiento de un régimen como el nacionalsocialista, no solo resultaba increíble en Alemania, que entonces era uno de los centros sofisticados de la cultura y la civilización europea, sino que había provocado un debate a fondo sobre la naturaleza del Estado moderno, su papel en el desarrollo social, económico, militar, educativo, cultural y político
El aporte cinematográfico de Chaplin en esa época entregó a la discusión herramientas e ideas fundamentales, que contribuyeron a ayudar para abrir las indiferencias al uso, y las conciencias, en todo el mundo.

En los EE UU la corriente dominante era el aislacionismo, y consideraban el fascismo, el nazismo y aún el comunismo un problema ajeno a su geografía política y social. Un puñado de demócratas, de socialistas, de liberales, y sería injusto de mi parte que no nombrara, también a los comunistas, afirmaron entonces la mundialización de las ideas políticas, y trataron de desatar el debate en todo el orbe para despertar a aquellos que pensaban que podía vivir impolutos, encerrados en sus fronteras. Igual posición cómoda y neutral y egoísta imperaba en la Argentina.

El genio crítico de Chaplin pudo transformar el arte del celuloide, aparentemente simple, en una de las armas más temibles de su tiempo contra el nazismo, el fascismo y el totalitarismo.
Consiguió su objetivo, en la Argentina prohibieron su estreno. Los que la queríamos ver debíamos ir a Montevideo. Este es un detalle que muchos ignoran. Yo no pude salir del país para verla porque no me daban el permiso necesario para hacerlo, tenía prontuario de opositor, y en la Central de Policía de la calle Moreno y Cevallos, no me entregaban la cédula de identidad sin la cual quedaba inmovilizado.
Aunque ahora parezca extraño y linde con lo ridículo a 60 años de su estreno en América Latina, ver y discutir la película de Chaplin, era en la Argentina de 1946, un acto clandestino, sospechoso, y conspirativo.
En España solo se permitió su presentación en 1976, cuando murió Franco.

La cita de San Lucas es un hallazgo sobre la hermandad humana y el sentido espiritual de nuestra vida.

El Gran Dictador, es sin duda una gran obra de arte, y como tal perdura con el verdor y la frescura de toda creación artística, que mezclando el drama, con la belleza; la miseria humana con la bondad; la comedia con la tragedia; la estética con el discurso ético; supera los tiempos, y está por encima de las técnicas, las ideologías, y las modas, las diferencias de partidos y creencias, y afirman nuestras convicciones que defienden la Democracia y la Libertad.
Con toda mi amistad,
Isay

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Discurso de El Gran Dictador

Charles Chaplin


Yo no quiero ser emperador. Ese no es mi oficio, sino ayudar a todos si fuera posible. Blancos o negros. Judíos o gentiles.
Tenemos que ayudarnos los unos a los otros; los seres humanos somos así. Queremos hacer felices a los demás, no hacernos desgraciados. No queremos odiar ni ayudar a nadie.
En este mundo hay sitio para todos y la buena tierra es rica y puede alimentar a todos los seres.
Lo siento. Pero yo no quiero ser emperador. Ese no es mi oficio, sino ayudar a todos si fuera posible. Blancos o negros. Judíos o gentiles. Tenemos que ayudarnos los unos a los otros; los seres humanos somos así. Queremos hacer felices a los demás, no hacernos desgraciados. No queremos odiar ni ayudar a nadie. En este mundo hay sitio para todos y la buena tierra es rica y puede alimentar a todos los seres. El camino de la vida puede ser libre y hermoso, pero lo hemos perdido. La codicia ha envenenado las armas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado hacia las miserias y las matanzas.
Hemos progresado muy deprisa, pero nos hemos encarcelado a nosotros mismos. El maquinismo, que crea abundancia, nos deja en la necesidad. Nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos. Nuestra inteligencia, duros y secos. Pensamos demasiado, sentimos muy poco.
Más que máquinas necesitamos más humanidad. Más que inteligencia, tener bondad y dulzura.
Sin estas cualidades la vida será violenta, se perderá todo. Los aviones y la radio nos hacen sentirnos más cercanos. La verdadera naturaleza de estos inventos exige bondad humana, exige la hermandad universal que nos una a todos nosotros.
Ahora mismo, mi voz llega a millones de seres en todo el mundo, millones de hombres desesperados, mujeres y niños, víctimas de un sistema que hace torturar a los hombres y encarcelar a gentes inocentes. A los que puedan oirme, les digo: no deseperéis. La desdicha que padecemos no es más que la pasajera codicia y la amargura de homres que temen seguir el camino del progreso humano.
El odio pasará y caerán los dictadores, y el poder que se le quitó al pueblo se le reintegrará al pueblo, y, así, mientras el Hombre exista, la libertad no perecerá.
Soldados.
No os entreguéis a eso que en realidad os desprecian, os esclavizan, reglamentan vuestras vidas y os dicen qué tenéis que hacer, qué decir y qué sentir.
Os barren el cerebro, os ceban, os tratan como a ganado y como carne de cañón. No os entreguéis a estos individuos inhumanos, hombres máquina, con cerebros y corazones de máquina.
Vosotros no sois ganado, no sois máquinas, sois Hombres. Lleváis el amor de la Humanidad en vuestros corazones, no el odio. Sólo lo que no aman odian, los que nos aman y los inhumanos.
Soldados.
No luchéis por la esclavitud, sino por la libertad. El el capítulo 17 de San Lucas se lee: "El Reino de Dios no está en un hombre, ni en un grupo de hombres, sino en todos los hombres..." Vosotros los hombres tenéis el poder. El poder de crear máquinas, el poder de crear felicidad, el poder de hacer esta vida libre y hermosa y convertirla en una maravillosa aventura.
En nombre de la democracia, utilicemos ese poder actuando todos unidos. Luchemos por un mundo nuevo, digno y noble que garantice a los hombres un trabajo, a la juventud un futuro y a la vejez seguridad. Pero bajo la promesa de esas cosas, las fieras subieron al poder. Pero mintieron; nunca han cumplido sus promesas ni nunca las cumplirán. Los dictadores son libres sólo ellos, pero esclavizan al pueblo. Luchemos ahora para hacer realidad lo prometido. Todos a luchar para liberar al mundo. Para derribar barreras nacionales, para eliminar la ambición, el odio y la intolerancia.
Luchemos por el mundo de la razón.
Un mundo donde la ciencia, el progreso, nos conduzca a todos a la felicidad.
Soldados.
En nombre de la democracia, debemos unirnos todos.