jueves, 15 de octubre de 2009

¿El Grammy de la Paz?

Amigos:

El 9 de octubre pasado di la siguiente declaración a Radio Miami.

..." Como militante de la Democracia estoy gratamente sorprendido por la decisión de la Academia de Suecia de otorgarle el Premio Nobel de la Paz al Presidente Barak Obama.

Obama ha manifestado de manera inequívoca su deseo de un desarme nuclear en todo el mundo, resistido como es sabido, por las fuerzas reaccionarias del fundamentalismo islámico.

Deseo que este galardón contribuya a reforzar la noble idea de la justicia, de la libertad y de la democracia, condición ineludible para mantener la paz mundial."

Ayer después de la entrevista con el periodista de Radio Miami que no me llamó al azar, sino que conoce muy bien mi militancia democrática, social libertaria, anticastrista y antifundamentalista, un amigo uruguayo me felicitó y hoy le respondí lo siguiente:


Pienso de que manera confusa y parcial la Academia de Suecia ha otorgado muchos premios en estos años.

Pienso en todos aquellos premios tan equívocos como discutibles y confusos como Perez Esquivel y Rigoberta Menchú, o la mezquindad ideológica que los de la Academia Sueca siempre han tenido con escritores como Borges o con Mario Vargas Llosa, y otros cuyos nombres ya son ignotos para nosotros y posiblemente ni figuran en los manuales.

Siempre he sostenido que esta famosa Academia tiene más valor mediático que conceptual.

Reflexiono que Obama todavía y para muchos es una duda, y para otros es una ilusión, es una esperanza. Lo es ciertamente para miles de millones en toda la tierra.

Justamente esta semana recibí correo de mi amiga de Boston, secretaria de la Embajada de los EE. UU. en Jartun, nada menos que en Sudán, donde el día a día es terrible y que con singular valor y la misma esperanza y resolución pelea contra la inclemencia de la miseria, el racismo sanguinario y los prejuicios cavernarios que asolan esa región. Ella es egresada del prestigioso Wellesley College y de Harvard de Mass. y de la Sorbonne de Paris, representa en ese infierno la "ilusión" de Obama.

Es verdad que Obama quizas sea una ilusión, pero es una ilusión que tiene detrás nada menos que la concreta historia institucional y la realidad actual de la Democracia de los EEUU que ha dejado su sangre y vagones del dinero contante y sonanate de sus contribuyentes en diferentes países del mundo y ha llenado con miles de tumbas los cementerios fuera de los EEUU , por defender justamente esa ilusión que es la democracia y la libertad.

Me permito agregarte: Obama hoy son los Estados Unidos, motivo por el que su contrincante John Mc Cain del Partido Republicano se apresuró ayer a felicitarlo.

Ese es el origen por el que manifesté que , "estaba gratamente sorprendido" por el premio Nobel que le otorgaron, porque soy consecuente militante de la Democracia mundial. Y hoy sin la premura en que me puso el periodista, lo ratifico con las dos manos.

Abrazo, Isay


Amici D'El Olmo:

Como muchos de los argumentos que esgrime Mário Soares para sostener el Premio Nobel otorgado a B. Obama son los míos, me permito subir esta declaración aparecida en los diarios europeos.

Es bueno saber por donde andan mis tiros y los de los detractores del presidente de los EE UU.

Con muchos aciertos Soares y algunas penosas equivocaciones, fue ex-ministro y ex presidente de Portugal. Piloteó con éxito la Revolución de las rosas en Lisboa contra la dictadura portuguesa,

Abrazo, Isay

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LA ESPERANZA DE UNA NUEVA ERA

LISBOA, 13 oct (IPS) - La noticia cayó como un rayo e iluminó el mundo entero: ¡Obama, Premio Nobel! Fue inesperada, para algunos prematura y provocó las más diversas reacciones en todos los rincones del planeta.


Es natural. En un mundo tan complejo y peligroso como el actual, en rápida mutación, donde se contraponen tantos intereses contradictorios y agresivos, y cuyo rumbo es por lo tanto incierto y problemático, es comprensible la diversidad de actitudes, desde el aplauso vehemente, las reservas insidiosas o categóricas de desagrado, hasta las dudas cautelosas sobre el mérito y la oportunidad de la decisión.

Lo que resalta el coraje y la oportunidad de la elección del comité del Nobel es la controversía que está provocando. Obama es una de las rarísimas personalidades que no deja indiferente a nadie. Se inmiscuye en el futuro de todos nosotros. Por ello es amado y odiado, tanto en América como en todos los continentes.

Desde mi punto de vista, el jurado del más consagrado de todos los premios no podía haber elegido mejor y más oportunamente.

Se ha sostenido, en sentido contrario, que Obama está en la presidencia desde hace pocos meses y aún no ha tenido tiempo de hacer nada concreto. Ni en Estados Unidos, ni en Iraq, ni en Afganistán, ni en Guantánamo. ¿Qué no hizo nada? Sólo hizo una cosa: cambiar radicalmente a su país y al mundo.

Estados Unidos, con Bush, estaba desprestigiado por haber infringido gravemente los derechos humanos -la principal bandera del llamado mundo libre- y por haber mentido sin pudor sobre la existencia en Iraq de armas de destrucción de masas. Relegó a las Naciones Unidas, provocó dos guerras cruentas, en Afganistán y en Iraq, involucrando a la OTAN en la primera, lo que constituyó un error fatal, además de un crimen. Incentivó el capitalismo especulativo de inspiración neoliberal, lo que precipìtó la mayor crisis financiera y económica mundial que hemos padecido.

Obama puso fin al unilateralismo arrogante y agresivo de Estados Unidos que, en razón de su poderío militar, se arrogaba el papel de "dueño del mundo", y por el contrario acepta el multilateralismo, promueve el diálogo con
todos los países emergentes, extiende la mano a los árabes, dá marcha atrás con respecto a la instalación de misiles en Europa Oriental obviamente dirigidos hacia Rusia, entabla conversaciones con China, propicia una nueva relación sobre bases de igualdad con Latinoamérica (aceptó negociar con Cuba sin condiciones previas y dar pasos concretos para levantar el embargo y condenó el golpe de Estado en Honduras, una señal importantísima de cambio).

En su calidad de afroamericano hizo una apertura hacia África, sostuvo ante las Naciones Unidas la importancia del diálogo, de la paz y del respeto por la dignidad de los pueblos, propuso un programa de desnuclearización progresiva y en la reunión de diciembre próximo en Copenhague suscribirá y relanzará los mecanismos del protocolo de Kioto para reducir drásticamente las emisiones de CO2 e iniciar una política concertada de defensa del planeta.

Todos estos ejemplos ¿son solamente palabras, promesas, no valen nada? Quien esto afirma, no posee una noción exacta de la importancia de la defensa de las ideas y de las buenas causas para la marcha del mundo, que siempre han tenido.

Dicho esto, es claro que nadie tiene una varita mágica para cambiar el mundo. Tampoco Obama. Por otra parte, como demócrata y humanista, él no se vale de imposiciones o de amenazas. Su actitud es de proponer y persuadir, negociar con realismo y persistencia sus ideas y sus políticas de valores. Con ese enfoque busca acuerdos para una paz negociada a fin de terminar con las guerras abiertas o latentes en el marco de una visión global que es la premisa para enfrentar este y los demás grandes desafíos contemporáneos.

Obama no está solo. Lo apoya la mayoría de los norteamericanos, los jóvenes, los más pobres y las elites intelectuales, científicas y artísticas. Están en contra los grandes intereses, los egoísmos particularistas y los
inconscientes formados por la cultura de la violencia o por la desinformación.

La fuerza máxima de Obama emana de la esperanza que suscita de un mundo mejor, más solidario y más justo. No es una nueva utopía. Es posible, hoy, dar un gran paso hacia adelante, como muchos otros que se han registrado a lo largo de la historia.

El jurado de Oslo demostró valentía y lucidez -valores coherentes con su propia tradición- al atribuir a Obama el premio Nobel de la Paz "por sus esfuerzos extraordinarios para el fortalecimiento de la diplomacia internacional y la cooperación entre los pueblos". "Muy pocas veces una persona ha captado la atención del mundo y le ha dado a su pueblo esperanza para un mundo mejor en la misma medida en que lo ha hecho Obama. Su diplomacia se funda en el concepto de que los que han de dirigir el mundo deben hacerlo basándose en los valores y actitudes que comparte la mayoría de la población del mundo".

¡Felicitaciones a Oslo! ¿Deseamos que Obama logre más en Afganistán, en Iraq, en Irán, en Cuba? Recordemos que Obama no impone, negocia. Y como dicen los italianos: Roma y Pavía//No se hicieron en un día"... (FIN/COPYRIGHT IPS)

(*) Mário Soares, ex Presidente y ex Primer Ministro de Portugal.